Más allá de su connotación sexual, detrás del Pole Dance o como mejor se conoce, baile del tubo, se esconde un deporte que espera su lugar en la arena olímpica.
No se pueden dejar a un lado las opiniones de quienes piensan que es un absurdo establecer el Pole Dance como deporte. Andrés Franco comentarista del blog La Perla, es una de estas personas quien asegura, en una de sus publicaciones, que esto es un “pseudo deporte auto-inventado por alguna mujer con problemas de amor propio, para deleite de todas las prepagos, modelos de catálogo de bajo presupuesto, aspirante a miss tanga, chica car-audio y modelos de protocolo” algo así como una “desnudista olímpica”. Esta asociación, se debe a la mala reputación que le han dado las películas de cine pornográfico y burdeles citadinos, pero pocos conocen la otra cara de la historia.
Según la Federación Internacional de Pole Dance Fitness (IPDFA), esta práctica, antes conocida como “Mallakhamb” tiene sus orígenes en la India hace aproximadamente 800 años, cuando los deportistas de lucha libre escalaban un palo de madera para mejorar su velocidad, fortaleza, concentración y coordinación antes de las peleas. En oriente, tuvo su aparición durante los años 20 en las ferias callejeras donde, en carpas pequeñas sostenidas por un tubo en el centro, las bailarinas aprovechaban el pequeño espacio y realizaban sus acrobacias encima de éste. Poco tiempo después despareció de la mira, hasta 1994 cuando se inauguró la primera academia de Pole Dance en Canadá.
La llegada de un nuevo siglo significaría para esta práctica, no sólo el surgimiento de la primera Asociación Internacional de Pole Dance, si no también, su reconocimiento como deporte de competencia mundial. Johana Castaño, profesora hace 5 años asegura que este nuevo deporte “logra ejercitar cada parte del cuerpo y moldear la figura a través de la combinación del yoga, la danza y los pilates”. Afirma que “una hora de clase son 400 calorías quemadas”, además de otros beneficios que van desde la tonificación de brazos, abdomen y piernas, desarrollo del equilibrio y fortalecimiento del core, hasta el aumento de la autoestima, la confianza en sí mismo y la sensualidad. Academias como Bogotá Pole Dance Studio (BPDS), en entrevista con la revista en línea Exclama, concuerdan con los beneficios que se listan anteriormente y añaden que “todo esto es posible sin la necesidad de quitarse la ropa”.
abdominales en el pole
No se puede dejar a un lado que, como en todo deporte de alto rendimiento, se requiere de un buen calentamiento, un trabajo de fuerza y un estiramiento previo, además de una práctica constante, pues, como lo dice Castaño “este no es un ejercicio fácil”. Camilo Poveda, director de la Asociación Colombiana de Medicina del Deporte (AMEDCO), afirma que son muchos los casos de lesiones por la práctica de este deporte: “sobre todo lesiones por sobre-uso y por malas posiciones en los rangos de movimiento máximo en espalda y hombro e incluso hernias en la columna”. Catalina Paredes, fisioterapeuta deportiva de la Fundación Cardioinfantil de Bogotá, asegura que hasta el momento no existen contraindicaciones estipuladas para el Pole Dance y que “personas con hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia o enfermas del corazón, pueden practicar el deporte siempre y cuando su enfermedad esté controlada”.
Ser hombre y practicar Pole Dance puede ser una asociación que no muchos hubieran imaginado.Para sorpresa de otros, “la cantidad de hombres ya es suficiente para crear la primera competencia mundial de Pole Dance Masculino” asegura el fundador de Mister Pole Dance Australia en una entrevista realizada por portal web Health & Wealbeing. En Colombia, Jonnnathan Palacios fue campeón del Concurso Nacional de Pole Dance en Medellín en la categoría de duplas (en parejas) y es dueño del primer gimnasio en dictar esta práctica en Pereira. “Para mí es un honor marcar la diferencia, romper el estigma y defender lo que hago” dice Palacios. “El reconocimiento del hombre en el Pole Dance es la luz verde que muchos esperábamos ver” afirma. En cuanto a la asociación de este deporte con el striptease, Palacios no desmiente el vínculo que existe, “el striptease es un valor agregado del Pole Dance, gústele al que le guste. De hecho, para ser una buena stripper y usar un tubo es necesario entrenarse correctamente, mínimo cuatro veces a la semana, con trabajo enfocado en piernas, abdomen y glúteos, por lo cual no deja de ser un deporte”.
Duplas
El Pole Fitness, como ahora es llamado, se ha propuesto romper el estereotipo que se tenía en un principio, pero según Johana Castaño, aún hay academias que deben preocuparse primero por cambiar su propia imagen. Por ejemplo “sustituir los tacones por tenis, las licras o truzas de cuero por shorts con tops deportivos y exigir un bebida hidratante”, son pequeños detalles que contribuyen a recuperar la buena imagen del deporte. Sara Ramírez, quien practica pole dance hace un año y medio se ha dado cuenta que el Pole Fitness se ha puesto de “moda”. “Si buscas en redes sociales como Instagram imágenes relacionadas con el Pole Fitness, aparecen más de 500,000 publicaciones que se hicieron en el día, así como también ves que hay más de 20,000 personas que siguen aproximadamente a 3 páginas alusivas al Pole Dance, cada una”. Asegura que “se está rompiendo con los estereotipos en todas partes del mundo y su medio de manifestación son las redes sociales”.
Son muchos los puntos de vista que existen sobre el Pole Dance. Si bien es cierto que aún no se ha desprendido completamente del tabú que lo rodea, tampoco se puede negar un avance sustancial en su evolución. El reconocimiento como deporte de competencia mundial es un gran motivador para quienes lo practican y es por esto que, hoy en día, la Federación Internacional de Pole Dance espera el veredicto final del Comité Olímpico Internacional, sobre convertir o no su práctica en una disciplina olímpica desde los juegos de Río 2016.
Un tubo que saca el jugo




